CARTA ABIERTA DE LA COMARCA ANDINA DEL PARALELO 4
“Nada
debe desalentarnos. Nada debe dividirnos. Nada debe desesperarnos”.
Agustín Tosco
En el transcurso de nuestra ajetreada
historia como comunidad nacional, fueron muchos los momentos críticos, las
encrucijadas en las que debimos elegir un camino. Desde la recomposición del
orden constitucional en 1983 venimos recorriendo como pueblo un largo y difícil
proceso de aprendizaje en el que vamos asumiendo que deben y pueden estar en
nuestras manos y en nuestras conciencias las grandes decisiones, qué rumbo
debemos tomar, qué proyectos colectivos debemos encarar, qué luchas debemos
librar, qué intereses defender.
Está
claro que no siempre fue así. La larga saga de dictaduras y modelos
autoritarios y excluyentes de todo tipo pusieron la capacidad de decisión en
las minorías privilegiadas, e invariablemente desembocaron en despojos
sistemáticos de nuestros derechos, de nuestros sueños, de las vidas de muchos. También
está claro que desde 2003 la política ha retomado su sentido como herramienta
de transformación, y que es posible poner límites a las corporaciones e imponer
condiciones al poder económico en pos de redistribuir la riqueza que generamos
entre todas y todos.
Como hemos señalado más de una
vez, este proceso de cambio se verifica tanto a nivel nacional como en el
ámbito municipal: en mayo de 2013 fue la voluntad política del ejecutivo comunal
con el apoyo popular masivo en las calles lo que puso freno al intento
avasallador y destituyente de los grupos concentrados, acostumbrados hasta ahí
a imponer sus intereses sectoriales por encima de la voluntad mayoritaria. Las
inéditas manifestaciones populares del 26 y el 29 de mayo marcaron a nuestro
juicio un antes y un después en la conciencia y en el sentido de la política.
Bajo la consigna unificadora en defensa de la Soberanía Popular, miles de personas demostraron que
arrodillarse y resignarse ante el poder económico y la complicidad de cierta
dirigencia no es el único camino posible. Es el peor de los caminos.
También
hemos manifestado en nuestra primera Carta que en el ámbito provincial no
estaba claro que se estuviera registrando el mismo cambio de paradigma. La
reciente voltereta política del gobernador de Río Negro, pasando a la oposición
y adhiriendo a un frente electoral en una maniobra que provoca vergüenza ajena,
ratifica aquella observación.
Precisamente,
y porque pensamos que estamos a las puertas de una nueva encrucijada histórica
para nuestro país y nuestra región, desde Carta Abierta de la Comarca nos
manifestamos una vez más, haciéndonos cargo de nuestra responsabilidad de
pensar colectivamente para marcar la necesidad de no bajar los brazos, doblar
la apuesta por la profundización de la Democracia y el avance de las
transformaciones, y mantener la guardia
alta contra quienes bajo el ropaje de supuestas renovaciones vienen por la
vuelta a las viejas políticas que nos llevaron a lo más terrible de nuestra historia.
Entendemos
que no es momento para desalientos, sino para nuevos desafíos: El panorama de
la Patria Grande latinoamericana impulsa a redoblar la apuesta en la lucha
contra los atropellos imperiales y los intentos revanchistas de las clases
dominantes y sus derechas reaccionarias. A casi una década del histórico
entierro del ALCA – último intento del imperio de reconfigurar y remachar la
dependencia – nuestros pueblos parecen reafirmar su voluntad de lucha. El
extraordinario triunfo electoral de Evo Morales en Bolivia y el afianzamiento
de una verdadera revolución política y social, la reelección de Dilma Rousseff
y el Partido de los Trabajadores en Brasil, a despecho de la formidable campaña
mediática de adentro y de afuera, y el importante caudal de votos logrado por
el Frente Amplio del Uruguay en la primera vuelta, logrando una vez más la
mayoría parlamentaria y confirmando la continuidad del proyecto político tras
dos períodos consecutivos de gestión, son signos indudables de que el panorama
abierto en 2002 en América Latina no puede cerrarse así nomás.
Resulta
claro, además, que las fuerzas reaccionarias entran en estado de desesperación,
y en el caso de la Argentina, aquellos resultados electorales no son el mejor
aliento para sus aspiraciones en el 2015. Cerrado
el otrora tradicional recurso de los golpes militares, estos sectores del
privilegio apelan a cualquier medio para minar los procesos de cambio y
obligarlos a abandonar la partida, entregándose al camino tradicional del
atraso, las injusticias sociales, la dependencia y el subdesarrollo.
La
violencia como práctica política.
En lo que se refiere a nuestra ciudad y a
nuestra comarca, uno de los signos más preocupantes en los últimos tiempos es
la reinstalación de la violencia, tanto verbal como física, como parte de la
política de algunos sectores que intentan avanzar sobre distintos espacios de
participación, propicios para que algunos personajes muy conocidos en El Bolsón
y la Comarca los utilicen para imponer con prepotencia sus objetivos. A ello se
suman repetidos atentados a militantes populares –incendios intencionales,
robos, irrupción en domicilios–que claramente apuntan a intimidar y crear un
clima de temor que bajo el pretexto de la “inseguridad” les permita encaramarse
en espacios de poder, a la vez que
intentan paralizar a quienes nos enfrentamos a sus intereses. No debe
sorprendernos, en este sentido, la falta de difusión, cuando no el
silenciamiento, que algunos medios locales realizan sobre estos hechos, contribuyendo
a su invisibilización y a la naturalización de la violencia.
Desde
este espacio de reflexión repudiamos enérgicamente estos actos, nos sumamos a
las organizaciones sociales y políticas que lo han hecho con decisión y
valentía, y llamamos la atención sobre la naturaleza de esa violencia, que
invariablemente viene del mismo lado. Viene
de los mismos sectores que desprecian la Democracia, que no pueden ni quieren
enfrentar discusiones de fondo sobre los grandes temas que nos afectan, y que
tarde o temprano terminan desbarrancando hacia la imposición por la fuerza de
sus intenciones y sus intereses mezquinos. Sobran los ejemplos históricos que
dolorosamente lo demuestran.
Al
mismo tiempo, advertimos que desde el campo popular y democrático son muchas y
muchos quienes no van a dejarse
intimidar, ni van a dar lugar a las provocaciones ni van a entrar en ese
terreno, que no han caído en el vacío las semillas dejadas por miles y
miles de luchadores sociales, y que no han sido en vano los pasos dados en los
últimos años en pos de afirmar la voluntad popular y poner un límite a los
dueños de todo. Sobran los ejemplos
históricos que honrosamente lo demuestran.
El
futuro llegó, hace rato…
Resulta evidente que, a un año de las
próximas elecciones, se ha instalado un clima pre-electoral que pone sobre el
tapete de las discusiones el futuro político del país, de la provincia, del
municipio. A nivel nacional, mientras los grupos económicos concentrados
descargan su artillería contra el gobierno, los medios de comunicación
hegemónicos apelan a cualquier recurso para crear un clima de incertidumbre y
de supuesto caos generalizado, y la oposición política balbucea patéticamente
argumentos sobre el llamado “fin de ciclo”, compitiendo por demostrar qué
candidato o candidata se porta mejor con los monopolios y les da mayores
garantías para una hipotética futura gestión poskirchnerista.
Dichas
garantías que intentan extender, incluyen promesas de derogación de la mayoría
de las leyes y normativas largamente discutidas y aprobadas mayoritariamente, y
que significan en conjunto la recuperación y ampliación de derechos para
amplias capas de la población. En tren de oponerse a cuanta iniciativa surja
del gobierno, eluden el debate parlamentario o votan en contra de leyes cuyos
principios sostuvieron ellos mismos en otros momentos políticos.
Aparece
claro, sin embargo, que el fuego graneado que se lanza en todo momento y lugar
no llega a constituir una oposición orgánica. Las lágrimas de cocodrilo de los
grandes grupos económicos contrastan con las espectaculares ganancias que han
obtenido en los últimos años y bajo la actual gestión; los medios hegemónicos alertan
contra supuestos ataques a la libertad de expresión mientras dicen y escriben
todas las barbaridades que se les ocurren, protestan lastimosamente contra una
oposición política que no logra articular una conducta unificada, y esta última
aparece en toda su dimensión primaria, sin discusiones de fondo, repitiendo
slogans carentes de sustento, peleándose entre sí, y remplazando su trabajo en
el Congreso por su función de columnistas políticos en los programas de
televisión.
Ante
esto, y como lo expresara el mascarón de proa del grupo Clarín, “el Gobierno
hace lo que tiene que hacer: avanza”. La frase, de una sinceridad pasmosa, fue
lanzada en medio de una violenta diatriba contra la dirigencia opositora, a la
que sumergió con nombres y apellidos en el mismo “balde de bosta”. Aunque suene extraño, coincidimos con esta
apreciación: después de casi doce años, el gobierno kirchnerista sigue
gozando de buena salud, tomando todo el tiempo la iniciativa política,
enfrentando las indudables dificultades económicas sin bajar las banderas de no
perjudicar los intereses de las mayorías, manteniendo un altísimo índice de
aprobación a esta altura de la gestión, y con una figura presidencial de una estatura
de estadista pocas veces vista en nuestra historia, provocando la admiración de
propios y extraños.
En otras palabras, sigue
siendo el gobierno nacional el que “marca la cancha” haciendo política, ante la
desesperación opositora que no logra armar un mínimo discurso coherente. Para colmo, las organizaciones
que sostienen el proyecto nacional y popular movilizan como nadie es capaz de
hacerlo, demostrando su capacidad para poner en la calle la voluntad popular.
Más allá de quién y quiénes se perfilen como candidatos del Frente para la
Victoria en el 2015, queda claro que la intención presidencial es la de cumplir
el mandato hasta el último minuto de gestión, y la de seguir generando iniciativas que demuestren que el
proyecto iniciado en el 2003 no es un episodio más en la vida política del país.
Por el contrario, la idea es sentar las bases de un hecho fundacional que
exceda un mero mandato presidencial, en el que
el neoliberalismo quede definitivamente sepultado y se abran caminos de
transformación efectiva hacia una sociedad más justa y democrática en todos los
sentidos.
Lo
dicho no quita las grandes dificultades presentes y que se avizoran en el
terreno económico, como la inflación que erosiona los ingresos de los
trabajadores, el freno al sostenido crecimiento experimentado desde 2003, la amenaza de los grupos financieros
internacionales con los fondos buitre como ariete, y el sabotaje de los grupos
locales que intentan precipitar una situación crítica reteniendo cosechas y
dólares.
Precisamente,
la política de estos sectores dominantes
parece ser la de llegar al año electoral en las peores condiciones posibles,
con la idea de capitalizar la crisis y lograr poner en el gobierno –en término
o por anticipado- a alguno de sus gerentes. En otras palabras, volver a ejercer el poder directo e
intentar volver a la lógica del mercado como dictador de políticas, descartando
al Estado como garante de derechos y de políticas soberanas. Este y no otro
es el trasfondo de las “renovaciones” y
demás cantos de sirena de los que en realidad añoran lo peor de la vieja
política, y que nos llevó a la crisis más profunda de nuestra historia.
No
obstante, puede avizorarse la posibilidad cierta de
que la amenaza de cierre del período histórico abierto en 2003 no provenga sólo
desde afuera del kirchnerismo. Alguna de las candidaturas que se perfilan
no parecen ser la mejor garantía de continuidad y profundización del camino
popular, democrático y progresista. En ese sentido, nos negamos a la
resignación que implica rendirse ante las supuestas evidencias de las
encuestas, que generalmente no son más que operaciones políticas tendientes a
instalar o descartar candidatos.
Mientras
éstas parecen ser las condiciones imperantes a nivel nacional, Carta Abierta de
la Comarca quiere llamar la atención sobre la realidad que se perfila a nivel
municipal en El Bolsón. Percibimos que –como decíamos antes- cuando el gobierno
nacional resiste a pie firme el desgaste por los años de gestión y el bombardeo
sistemático, el gobierno municipal de El Bolsón no aparece con la misma
vitalidad a poco más de un año de que culmine su período. Entendemos que las
graves dificultades económicas, los juicios que por desastres perpetrados por
gestiones anteriores se lanzan como sacudidas a las arcas municipales o se
alzan como amenazas permanentes, la escasa o nula relación con el gobierno
provincial, son condiciones para nada favorables para proyectar con éxito y
concretar en los hechos las obras necesarias para la comuna. A todo ello se
suma el desencuentro
entre el poder ejecutivo y el legislativo – desencuentro que ya señaláramos con
preocupación en nuestra Carta Nº 2 de diciembre de 2013 – y que lejos de
resolverse ha redundado en el bloqueo,
por una parte del Concejo Deliberante, de muchas de las iniciativas planteadas
desde el Ejecutivo, pese a que algunas/os de sus integrantes accedieron a las
bancas integrando el mismo espacio político que ganó las elecciones en 2011.
Al
mismo tiempo –y como modelo a escala de lo que señalamos a nivel nacional- la
mayor parte de los medios de comunicación locales y regionales agitan
sistemáticamente las dificultades existentes apuntando al gobierno municipal y
preparando el terreno para el cambio de rumbo, en un indisimulado alineamiento
con los intereses económicos más concentrados.
Más
allá de todo esto, percibimos una tendencia en el gobierno municipal a cerrarse
en un círculo reducido de tomas de decisiones. Creemos que no es la mejor
actitud, y que el capital político que
significó el apoyo decidido de la ciudadanía hace un año y medio, de las
organizaciones sociales y las agrupaciones políticas, debería tenerse en cuenta
a la hora de proyectarse al futuro cercano. Que lo central es defender el
ejercicio de la política y de la actitud militante para dar continuidad a un proyecto
que sostuvo y sostiene valores de honradez, decencia y respeto por la voluntad
popular para enfrentar a los sectores
poderosos que siempre quieren tener a la gestión municipal al servicio de sus
intereses. Cuando ya se perfilan y/o se lanzan candidaturas para el 2015
-como las que desfachatadamente anuncian soluciones cuando son los mismos
responsables de los males que nos aquejan- entendemos
que no abrirse a las inquietudes y a la práctica concreta de la militancia
social y política es el camino más corto para entregarse a la derrota.
En
tal sentido, Carta Abierta de la Comarca –como espacio de reflexión pero
claramente posicionado en la defensa y profundización del proceso abierto en El
Bolsón en 2011- hace un llamado a la responsabilidad de toda la militancia y la
dirigencia política y social comprometida en la lucha por un Bolsón y una
Comarca más inclusivos y democráticos. La tarea de la hora, de esta nueva
encrucijada, es aunar esfuerzos y
voluntades en pos de articular una instancia política capaz de expresar esos
principios y proyectarlos en un futuro posible y deseable, con la amplitud y profundidad
que se expresaron en las calles en mayo de 2013.
Porque
no representamos intereses sectoriales ni posiciones mezquinas. Porque no
peleamos por candidaturas, es que este
espacio de reflexión política se entiende habilitado para plantear interrogantes,
señalar dificultades y acechanzas, llamar a mantener el camino nacional,
popular, democrático y progresista. De todos depende que estos años
extraordinarios y desafiantes que vivimos se proyecten y se concreten en los
sueños de las mayorías. No tenemos duda de que la abnegada militancia que lucha
todos los días por alcanzarlos no dará lugar a nuevas frustraciones.
El Bolsón, Noviembre de 2014